sábado, 25 de febrero de 2012

Esta reforma laboral no vale

Se

Se pretende, con la reciente reforma laboral, establecer un marco jurídico que favorezca la creación de empleo y, en consecuencia, reduzca la tasa de desempleo que presenta nuestro país, en base al concepto recientemente acuñado en el mercado laboral europeo de flexiseguridad. Se trata de garantizar no el trabajo sino el empleo; la idea de un puesto de trabajo para siempre, para toda la vida, ha sido abandonada y ahora se trata de garantizar que, a pesar de la rotación laboral, los trabajadores dispongan de empleo a lo largo de su vida laboral, aunque sea en distintos trabajos. Este concepto está funcionando en los países del norte de Europa donde el mercado de trabajo se caracteriza por una fuerte movilidad laboral con porcentajes de desempleo muy bajos. Es decir, los trabajadores cambian de empresa con mucha frecuencia pero encuentran nuevo trabajo con esa misma rapidez. Nuestros responsables políticos creen que haciendo lo mismo que han hecho los nórdicos conseguiremos a medio plazo los mismos resultados.
Me atrevo a afirmar que esta reforma no creará empleo y, por el contrario, conseguirá precarizar las condiciones laborales porque pretender que nuestras relaciones laborales se parezcan a la nórdicas sólo por la vía del trabajador es parcelar el problema. Los empresarios daneses, noruegos, finlandeses,… no se parecen a nuestros empresarios que todavía, en gran medida, se mueven dentro del concepto de “patrón”. Las últimas declaraciones sobre las pocas ganas de trabajar de los parados y el papel cómplice del Estado en esa apatía laboral así lo confirman.
 En gran medida nuestros parados lamentablemente carecen de la mínima formación, abandonaron todo por un buen sueldo que no les exigía casi ni saber firmar, mientras que los trabajadores nórdicos son fruto de un sistema educativo ejemplar. Esa formación les permite adaptarse rápidamente a las nuevas exigencias de nuevos puestos de trabajo.
La organización interna de aquellas empresas es mucho más participativa y se valora la aportación del trabajador a la buena marcha de la misma. Por eso los sindicatos participan en los comités de dirección, la rotación laboral permite la entrada de nuevas ideas que son escuchadas por los órganos de dirección, el trabajador es considerado el bien más preciado de la empresa,… Este paisaje no se parece en nada a nuestra geografía laboral.
Éstas son algunas de las cuestiones fundamentales por las que, en mi opinión, la reforma laboral en España va a ser un fracaso que sólo conseguirá peores condiciones laborales, empresas menos competitivas y, en consecuencia, incremento del desempleo.
Fiar todo a esta reforma con la esperanza de que a medio plazo se cree empleo es hacer funambulismo sin red.      

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