lunes, 10 de marzo de 2014

La familia Montes y el 11M


Aprovechando los primeros calores del año, la familia Montes se reúne al aire libre para dar buena cuenta de un asado de cordero. Se acerca la cuaresma y es bueno ir llenando el estómago con esas exquisiteces que luego estarán prohibidas para todo buen cristiano. El tema central de conversación de hoy no podía ser otro que el 11M y la famosa conspiración, que tantos éxitos cosechó en el mundo de las derechas, liderada por El Mundo.

En esta ocasión rompe el fuego el cura dominante haciéndose eco del cambio radical de postura del famoso periódico dando por cerrada, después de 10 años de dar la matraca con pocos argumentos y muchas mentiras, la participación etarra en el atentado. ·”De sabios es rectificar”, es todo el argumentario justificativo a esta larga década. El otro cura le habla al aire de sus llegadas y salidas de los andenes de Atocha cuando participa en alguna reunión en la capital.

El ex guardia civil, en tono enojado, maldice el cambio de rumbo de El Mundo y su bajada de pantalones ante el poder cuando todo el mundo decente sabe que fue obra de ETA y que la patraña de los árabes fue inventada por Zapatero y sus amigos rojos de la Guardia Civil para ganar las elecciones. “A Pedro J. lo han echado y el nuevo sabe que tiene que decir lo que le manden porque si no lo ponen también de patitas en la calle. Toda la gente de bien sabe que fue una cosa preparada por los rojos para hundir a Aznar”.

El padre, en un acto de coherente hipocresía, reconduce el tema hacia la verdadera intención de Pedro J. “Qué fueron los moros, no hay ninguna duda. Pero había que decir que había sido ETA para quitar de enmedio a Zapatero, que no habría ganado las elecciones ni de lejos de no haber sido por el  atentado. Con lo cual la postura de El Mundo era totalmente legítima para quitar a un gobierno que no tenía ninguna legitimidad”.

“¡Ves! – dice la recién casada – ya sabía yo que Pedro J. y Franco eran dos buenas personas que sólo procuraban el bien de su país. Los dos se vieron obligados a tomar postura para salvar a España de gobiernos ilegales. Claro, no me extraña ahora, oyendo vuestros argumentos, que Zapatero fuese un maldito republicano”.

La hija, siempre en el tono pusilánime de la que espera una fuerte reprimenda, contrapone el siguiente argumento: “Han pasado diez años desde el atentado y El Mundo ha estado erre que erre con la dichosa conspiración. Un error mantenido durante tanto tiempo bien merece una explicación. No basta con que salgan los directivos del periódico a decir que ahora creen que ETA no tenía nada que ver”.

La madre salta: “Todo el mundo tiene derecho a rectificar. Tú también te has equivocado muchas veces y no por eso hemos dejado de quererte. Valiente, la niña, que viene a dar lecciones sobre las equivocaciones cuando tendrías que estar con  la boca bien tapada”. Esta salida de la madre provoca tanta tensión en la reunión que unas furtivas lágrimas recorren el rostro enrrojecido de la hija. Para rebajarla, la confidente lleva la cuestión a su terreno: “Lo que no me explico es como Ágata Ruiz de la Prada puede vivir de sus diseños con lo feos y lo caros que son”.

El hijo tiene otro tipo de preocupaciones. “Me parece que estas moscas nos van a joder el asado”.


Y en la soledad del váter, el eterno ausente de la silla vacía, analiza la imposibilidad de utilizar un deportivo biplaza para cometer un atentado. ¿No hay sitio para meter las bombas?.                     

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