El Gobierno está noqueado. Como un boxeador a punto de caer
a la lona, sonámbulo y borracho, va
deambulando por el escenario en busca del rincón que le reconforte y le quite
de encima los puños de su opositor. Así está este gobierno y su presidente. La
mayoría escondidos de la cruda realidad, evitando su exposición al tremendo
frío que hiela la realidad. Wert se ha autoconcedido una beca y lleva ya varios
meses sabáticos. Fátima Báñez, ahora que llegan los crudos meses del desempleo, se
convierte en un fantasma. Ana Mato, como si el resto de ministros temiera que por
su contacto se pudieran contagiar, la han mandado de vacaciones adelantadas.
Los demás parece que han quedado mudos ante las cuentas de Suiza, los efectos
de su amnistía fiscal, las vallas concertinadas, los corruptos de pulsera
rojigualda y rizo en el pelo,… y alguna que otro miseria política que ha dejado
a la luz su mediocridad y falta de respuesta ante los problemas.
Por si no fuera poco, la cúpula presenta todos los síntomas
del que sólo ve estrellas y pajaritos alrededor de su cabeza. Creen haber buscado
alguna respuesta positiva y además de noqueados se convierten en gafes.
Cospedal, en un arrebato de sinceridad manipuladora, dice textualmente que el
Gobierno no puede hacer nada más ante la corrupción, que el Gobierno no puede
meter en la cárcel a los ladrones, mientras que casi en el mismo momento todos
los medios dan la noticia de la salida de la cárcel de Matas, en contra del
criterio de los técnicos. La respuesta es evidente: ya que no pueden meterlos,
por lo menos que no los saquen. Si tuviera un poco de vergüenza también se
escondería pero en este caso supongo que la indecencia superará a la dignidad.
El noqueado Presidente acude a un acto de la empresa
familiar –por cierto, junto a la
alcaldesa de Alicante porque no tiene lo que hay que tener para ponerla de patitas
en la calle – y proclama a un año de las elecciones generales que si vuelve a
tener la confianza de los españoles bajará los impuestos y … la Bolsa se da una
batacazo de órdago. Abre la boca para decir una nueva tontería y la sociedad lo
toma como lo que es: otra nueva soberana estupidez de un púgil desesperado.
El Gobierno ha entrado en la dinámica del que tiene escaso
futuro. Presenta todos los síntomas de estar superado por la realidad, con una
actitud puramente defensiva. Aunque fuera mucho esperar de este gobierno, se
supone que un presidente que pretende que el electorado le renueve su confianza debería tener un comportamiento valiente ante los problemas, dedicando más
energías a construir su proyecto político – si alguna vez lo ha tenido – que a
presentarse escondido en una trinchera esperando un nuevo misil del enemigo.
Pero ya no da para más. Y la mayor evidencia de esta realidad es que cada vez
que quieren dar un paso al frente, el tiro les sale por la culata y la realidad
les afea su comportamiento o les envía señales contrarias a lo que pretenden.
Además de noqueados, gafados. Sólo necesitan el último gancho al mentón para
que caigan definitivamente y hasta contar 10. Y ése vendrá, como muy tarde, al
final del mes de mayo próximo, cuando la vida vuelva a resurgir con el final de
la primavera. ¡¡ Qué bonito y qué ganas !!.
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