lunes, 21 de marzo de 2011

Ejemplaridad pública de la Iglesia


Un programa de la TV de Aragón sobre el robo de niños recién nacidos… Una nueva fechoría amparada o ideada por nuestra Santa Iglesia para robar neonatos a madres y entregarlos a familias pudientes bajo precio estipulado y, en algunos casos, en cómodos aplazamientos anuales. La estrategia diseñada es bien sencilla: madre que entra en un hospital para dar a luz, madre que casualmente pertenece al bando rojo, y un complot en el que participan el personal sanitario y religioso para entregar el recién nacido a otra familia, engañando a la parturienta y su familia sobre la muerte de su hijo tras el alumbramiento. Se modificaban partidas de nacimiento, de fallecimiento y libros de familia para no dejar ningún rastro al respecto.


Huelgan comentarios. Cualquiera que pueda ver un atisbo de justificación en estas tropelías se lo tiene que hacer mirar. Simplemente pertenece al grupo de los malnacidos.


Que haya médicos, enfermeras, comadronas, jueces de paz y funcionarios de juzgados sin alma ni corazón es un problema grave. Pero que la organización que se atribuye la bondad infinita y cuyo fin último es construir personas buenas para hacer un mundo más justo sea capaz de participar, cuando no diseñar, estas barbaridades tiene que hacernos meditar a todos. Ya no vale aquella demagogia barata sobre que en un colectivo tan grande es normal que haya algún desalmado. Admitiendo esta dudosa premisa, lo que no puede tolerarse es el silencio y la complicidad de la organización. Que haya curas y frailes pederastas es un grave problema pero que la Iglesia oculte y hasta justifique estos delitos la hace muy próxima a las organizaciones mafiosas. Que algunos curas, frailes y monjas organizasen una trama para robar hijos a madres rojas para entregarlos con todos los papeles en regla a familias adictas al régimen, es otro grave de la Iglesia pero que oculten y amparen estos comportamientos le hace pasar a la condición de mafia. El fiscal general del Estado está investigando estos delitos; la élite clerical tiene una magnífica oportunidad para desmarcarse de estas abominables prácticas, colaborando con la justicia y poniendo a su disposición todos los documentos y testimonios que posea.


Me impactó un afectado que ahora, a sus casi 50 años de edad, descubre que toda su vida ha sido una mentira; que no era quien pensaba ser, que sus padres no lo son, que sus hermanos son otros, que sueña cómo será un abrazo de una madre,… O esa madre que durante décadas ha ido a rezar y poner flores a una tumba vacía, que su hijo que pensaba muerto allí quizá esté sufriendo el mismo desgarro familiar en otro lugar de España,… Después de 50 años, aunque se encuentren (con los medios actuales no creo que sea demasiado difícil), aunque hagan todo lo posible por superar esa larga y traumática separación, aunque se llamen mamá e hijo, nunca lo serán en el plano sentimental,… Toda una vida separados por la miseria humana de gente desalmada que predica la bondad de Dios.


En una escena de “Pa negre”, la protagonista acompañada de su hijo pequeño se encuentra cara a cara con el responsable del ajusticiamiento de su marido y le dice algo así como “ojalá cuando tu madre te llevaba en sus entrañas la hubiesen echado a los cerdos para que se la comiesen”. Algo así siento por esta gentuza que en nombre de Dios confundieron a muchas madres con la muerte de su recién nacido y han aniquilado la vida de muchas personas que ahora, cuando ya no hay posibilidad de volver a empezar, descubren que toda su existencia ha sido una pura mentira.


Desde luego, si éstos son los representantes de Dios en la Tierra y son los que con su ejemplo deben mostrar las virtudes divinas, el departamento celestial de selección de personal tiene que sufrir un golpe de timón. Es difícil encontrar colectivos con tanto desalmado por metro cuadrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario