viernes, 14 de junio de 2013

La marca PPSOE

Dos reflexiones sobre el reciente pacto entre PP y PSOE:
1.- Los políticos de este país deben considerar que la democracia es un mal menor que hay que padecer para conseguir ser considerado un estado homologable en el mundo civilizado, corrigiendo siempre los desatinos que provoca la opinión de un pueblo en libertad. Quizá nuestra larga dictadura y aquello del “no se os puede dejar solos” han calado tanto en el ideario político que, pasado el trance de la jornada electoral y su escrutinio, empieza la fase de arreglo de los desmanes que puede provocar. La elección del pueblo fue clara hace año y medio: quería que un partido, el PP, liderará por mayoría absoluta la acción de gobierno para sacarnos de la crisis. Y decidió que el PSOE, partido hasta entonces en el poder, pasase a la oposición con una pérdida enorme de votos porque el pueblo entendió que había sido incapaz de hacer frente a la crisis económica que azotaba nuestro país. ¿A qué viene este pacto que pretende encauzar de forma totalmente distinta los deseos de los españoles manifestados democráticamente?. Si dimos la más amplia mayoría absoluta a un partido confiando en su buen hacer y sin necesidad de pactar con nadie para llevar a cabo su acción de gobierno ¿porqué se empeñan nuestros representantes en tutelar esa decisión y reconvenir a los votantes como si fuéramos menores de edad o gente irresponsable?. La mayor exigencia democrática de este periodo debería ser obligar al partido en el gobierno a aplicar el programa con el que barrió en las elecciones. Mientras nuestra clase política siga con los enjuagues, los intereses partidistas y la endogamia gremial no tendremos un pueblo soberano que sea capaz de plantarse y exigir que la clase política haga lo que se le ha ordenado que haga. Que para eso están la democracia y las urnas.
2.- Asombra la escasa visión política, la defensa de sus intereses personales y el cortoplacismo de Rubalcaba cuando es capaz de propiciar un pacto con el PP sin ganancia alguna para su formación política. Sin considerar el clamor popular que ya ha acuñado los términos de PPSOE o – en tono más burdo – PP y PSOE la misma mierda son, protocoliza un acuerdo dejando al margen al resto del arco parlamentario para que estos lemas ganen adeptos y se consoliden en el imaginario colectivo. La estrategia del PP se basa en el desprestigio del PSOE a sabiendas que será difícil mantener los votos a base de recortes y medidas antipopulares que no solucionan a medio plazo los problemas sociales de este país. Ante esta tesitura su estrategia se centra en cargar contra el PSOE para que al menos tampoco reciba demasiado apoyo social y conseguir llegar al siguiente encuentro electoral como el tuerto entre los ciegos. Y Rubalcaba entra al trapo con el único afán de poner cortinas de humo al fragor de las primarias. A costa de salvar su pellejo y dar mayor potencia a la marca PPSOE, a costa de que durante un tiempo no se mencione el espantajo de las primarias, está hundiendo de forma irresponsable a su partido hasta límites insospechados. Déjese de pactos, sea consciente de la sangría de votos de su partido, mire por el interés general, plantéese de una vez por todas porque un partido que ha incumplido radicalmente su programa, que es el campeón de los recortes a las clases medias y que no ha solucionado ninguno de los problemas de este país, amén de verse amordazado por casos de corrupción generalizada,… porque ese partido sigue campando a sus anchas sin una oposición firme que le haga temblar cada mañana. Y encontrará la solución, que nos otra que propiciar un cambio de líder que genere un sentimiento de confianza hacia un partido potente. Tenga altura de miras porque su afán personal y su descrédito político están llevando a la ruina a su partido. Y usted no es tan importante, créame.               

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