viernes, 2 de agosto de 2013

El asunto Mariano o el caso Rajoy

Algunas reflexiones personales sobre la comparecencia de Mariano:
1.- Con cara de cordero degollado reconoció – ahora - su error al confiar en Luis y pidió perdón por la equivocación. Mariano confunde las convicciones morales con las responsabilidades políticas. Probablemente en su fuero interno la teoría del perdón sea válida para curar las consecuencias de los pecados pero en política existe una cosa que se llama responsabilidad y que supone que el que se equivoca la paga. Y máxime cuando la equivocación no es fruto de un desliz sino de una acción sostenida y meditada – recordemos eso de que nadie podrá probar la no inocencia del Sr. Bárcenas – y de un nombramiento como tesorero absolutamente equivocado. Es preocupante que el presidente del gobierno confunda el confesionario de la catedral de Santiago con la tribuna del Parlamento español.
2.- Reconoció que cobró sobresueldos pero los justifica alegando que eran por responsabilidades que asumía y que además los declaró a Hacienda. Toda una patraña manipuladora de Mariano que considera que los españoles somos tontos. Una parte importante de su electorado sí lo es y bastante – por eso está donde está – pero la generalización ofende. Los ministros y dirigentes gubernamentales, de acuerdo con la normativa de incompatibilidades, no pueden cobrar nada al margen de sus retribuciones por razón del cargo que desempeñan. Si lo cobran están incurriendo en una falta administrativa que es sancionable. Si encima no lo declaran a Hacienda incurrirían en responsabilidad ante la Administración tributaria pero el hecho de que lo declarara no le exime de responsabilidad administrativa y política. “Como lo han hecho otros”, alegó en su defensa, sin prueba alguna de dicha acusación, y tras declarar solemnemente que no utilizaría el “y tú más”.
3.- Su discurso se basó en una lógica irreal: la economía va mejorando porque el paro desciende y la balanza de pagos al exterior nos es favorable y la oposición con esta actitud se está cargando esta mejoría, ocultando que este superavit es fruto del descenso de las importaciones porque España no consume y que la bajada del paro es coyuntural y que con datos desestacionalizados el paro se incrementa. Ya sería discutible que una evolución positiva de la economía impidiera exigir responsabilidades al gobierno, pero cuando todo es fruto de una interpretación manipuladora de los datos el asunto adquiere tintes de esperpento. ¡Qué dirá en septiembre, cuando el paro suba!.  
4.- Efectivamente en la Europa que nos rodea y a la que pertenecemos, sería impensable que un presidente del Gobierno se mandará mensajes amistosos y comprensivos con un delincuente. Ningún responsable político de esos países tendría semejante desliz porque además de tener que dimitir automáticamente sería objeto de burla y de escarnio público. ¡Qué imagen de país! ¿Qué pensarán de nosotros nórdicos, sajones, galos, teutones,… cuando vean los trapicheos y connivencias entre Mariano y Luis!.
5.- Y lo justifica diciendo que “cada uno es como es y yo soy así”. No sé si quería decir que es buena persona, si es amigo de sus amigos o si es un pardillo. En todo caso la primera acepción no coincide con su forma de actuar porque para fastidiar a estudiantes, parados, inmigrantes, funcionarios, enfermos,… para joder a los débiles no tiene escrúpulos. Nos quedaremos con que es o amigo de sus amigos, en plan siciliano a lo que se ve, lo cual es tremendamente preocupante o es un pardillo, lo que es peor.
6.-  Todo lo fía al lema por el que se ha movido a lo largo de su vida: resistir. Esa recomendación, en forma de “resiste, Luis, resiste”, le hizo llegar al entonces amigo del alma y ahora delincuente universal. Qué lástima que todo un presidente del Gobierno lo fíe todo al triste lema de “quien resiste, vence”. ¡ Me duele España !, como decía el poeta.

Me sumo al colectivo que pide la dimisión de Mariano y la convocatoria de elecciones. Si ya es difícil encontrar alguna justificación a su permanencia al frente del gobierno de España, sobran motivos para solicitar que se vaya. Por higiene democrática, por la imagen de España ante nuestros socios, por irresponsable, por incumplir la normativa, por manipulador, por mentiroso y por pardillo o mafioso debe presentar su renuncia. Y convocar elecciones, porque llegados a este punto, el incumplimiento sistemático de su programa de gobierno obliga al PP a plantear a los ciudadanos de forma responsable y transparente su plan de acción para los próximos años.                              

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