lunes, 10 de enero de 2011

El Tea Party, dos moros y un negro.


Una niña deja un mensaje junto a la bandeja de golosinas, pastas y agua que ha preparado para la llegada nocturna de los Reyes Magos y sus camellos. “Tú, Baltasar, no entres en mi dormitorio que me das miedo”. Su padre, típico moderno derechón racista, se ha encargado de incultarle convenientemente la idea de que los negros, sin excepción, son unos tipos parecidos a los monos que vienen a España a quitarnos el dinero, el trabajo y los derechos. ¿Qué pensará, la pobre, cuando le explique que Melchor y Gaspar son moros?. En fin, un grupo de gentuza, en este caso tres, van a entrar en su casa, con alevosía y nocturnidad, y la inocente espera soñando que le dejen regalos. En vez de llamar a la Guardia Civil, todos los 5 de enero en las familias españolas, creyentes o no, se espera con fervor mariano a dos moros y un negro, probablemente musulmanes, que entrarán en todos nuestros hogares al asalto y por la noche. ¡Magia!.

Mi hijo, un jovencillo inteligente como su madre, me preguntó sobre la oposición radical a la reforma sanitaria de Obama. En su ideario de ciudadano de la Europa de los derechos, no cabe la posibilidad de que una persona se muera en la calle simplemente porque no tiene dinero para costearse un seguro sanitario. Entiende tan normal ir al médico cuando a él o a su entorno familiar le duele algo como moverse en bus o ir al cole. Y si en España es posible, ¿cómo no lo va a ser en EEUU?. Mientras habla o me escucha pone caras raras, de loco cuando hablamos del pueblo americano, de luchador contra la insensatez cuando hablamos de Obama. A la conversación asiste mi hermana.

Hoy, primer día de instituto después de las navidades, mi hermana me ha recordado una de las cosas que dije en aquella conversación: si Obama se empecina en oponerse a los poderes facticos, entre ellos las empresas de seguros sanitarios y la potente industria farmacéutica, le pegarán cuatro tiros. ¡Exagerado!.

No quiero decir que a la mujer tiroteada la hayan intentado asesinar estos poderes, pero un mínimo conocimiento de las técnicas sobre comunicación nos permite rápida y fundamentadamente relacionar los mensajes de estos lobbyes, de los Tea Party, de los “palines”,… con la comedura de coco de un tonto que visualiza en los defensores de Obama como la encarnación de demonios, diablos y enemigos de la patria americana.


Le recomiendo a Obama que haga estas dos cosas:
1.- que ponga en especial alerta a todos los guardaespaldas de su escolta.
2.- que contrate los servicios de consultoría de algún sacerdote o religioso para que le asesore sobre cómo conseguir engañar a los que van a perder con su reforma sanitaria para que, además de votarle en las próximas elecciones, apoyen su iniciativa. Si lo han conseguido con los Reyes Magos, cómo no lo van a lograr con estos americanos, aunque crean en Santa Claus.

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