Al calor del hogar, la familia Montes analiza con su habitual sagacidad y desparpajo la actualidad política del momento.
El padre abre la conversación reprochando que, como siempre, los socialistas aprovechan la mala situación del país para ganar votos y hundir al presidente. "Menos mal que Rajoy los ha puesto en su sitio y les ha mandado callar. Si tuvieran un poco de vergüenza no hablarían después de la que han dejado". sentencia.
- La madre ha apuntillado exultante: "Eso, eso, la herencia recibida".
- El segundo hombre de la mesa, el de la pareja de los recién casados, extrema la conversación con los deseos de que Vox ponga las cosas donde debieron estar toda la vida. "No querían democracia, pues ahí la tienen: con el terrorismo matando gente como animales por las calles", dispara. Y añade: " ¡A ver si Ortega Lara y ese catalán decente ponen la cosas en su sitio. Si Aznar y Oreja se les unen tenemos esta guerra ganada !.
- Su mujer, mirando con un ojo a la mesa y con el otro al plato, confiesa que " a mi antes también me daba miedo oir esas cosas de mi marido pero ... oye es que todo tiene un límite. Y además si encima van a ganar los rojos qué mejor que un golpe de estado". El marido le reprocha abiertamente que sea tan directa y tan franca en sus afirmaciones ( "yo no he dicho eso", le reprocha) y ella, a lo vez que se limpia los labios con un restregón de patilla a patilla, le espeta que "Aquí no pero en casa no paras de decirlo. Cuando ves los votos que van a ganar los comunistas siempre dices que esto lo solucionaba Franco de un plumazo". Y sigue cenando sin esperar respuesta.
- El cura macho lleva la conversación a su terreno pidiendo opinión a los comensales sobre el Papa Francisco. El padre de su novio contesta que es un papa rojo. "Hasta el Vaticano es terreno de los rojos. ¿Dónde vamos a llegar?". El cura contesta que siempre habrá dos líneas que el papa no cruzará: la defensa de la vida y la condena de la homosexualidad. (En este momento, sin que nadie adivine conexión alguna, a la señora le da un ataque de tos nerviosa, seguido de un atragamiento. Nadie tiene la mínima compasión y es ella misma, por sus propios medios, llenándose el vaso de agua y bebiendo compulsivamente, la que sofoca las toses).
- La hija contesta que lo de la homosexualidad no está tan claro porque el Papa ha dicho que él no es nadie para condenar a una persona, sea de la condición que sea.
- "Siempre nos quedará el aborto", grita el cura hembra. "Y Sitges, aunque tal y como se está poniendo la cosa a nosotros nos da miedo ir por allí porque siendo españoles y sin saber catalán ..."¡Vete tú a saber lo que nos harán !. Como casi siempre, nadie hacer el menor caso de sus comentarios.
- La confidente recuerda su paso por el Vaticano: "Nos encantó la monumentalidad y la grandiosidad de los edificios. Todo estaba limpísimo. En ese entorno tan maravilloso, pegaba más el anterior Papa que éste, que parece un pueblerino, y encima argentino. Allí lo que suena bien es el latín y el italiano".
- Su mujer, mirando con un ojo a la mesa y con el otro al plato, confiesa que " a mi antes también me daba miedo oir esas cosas de mi marido pero ... oye es que todo tiene un límite. Y además si encima van a ganar los rojos qué mejor que un golpe de estado". El marido le reprocha abiertamente que sea tan directa y tan franca en sus afirmaciones ( "yo no he dicho eso", le reprocha) y ella, a lo vez que se limpia los labios con un restregón de patilla a patilla, le espeta que "Aquí no pero en casa no paras de decirlo. Cuando ves los votos que van a ganar los comunistas siempre dices que esto lo solucionaba Franco de un plumazo". Y sigue cenando sin esperar respuesta.
- El cura macho lleva la conversación a su terreno pidiendo opinión a los comensales sobre el Papa Francisco. El padre de su novio contesta que es un papa rojo. "Hasta el Vaticano es terreno de los rojos. ¿Dónde vamos a llegar?". El cura contesta que siempre habrá dos líneas que el papa no cruzará: la defensa de la vida y la condena de la homosexualidad. (En este momento, sin que nadie adivine conexión alguna, a la señora le da un ataque de tos nerviosa, seguido de un atragamiento. Nadie tiene la mínima compasión y es ella misma, por sus propios medios, llenándose el vaso de agua y bebiendo compulsivamente, la que sofoca las toses).
- La hija contesta que lo de la homosexualidad no está tan claro porque el Papa ha dicho que él no es nadie para condenar a una persona, sea de la condición que sea.
- "Siempre nos quedará el aborto", grita el cura hembra. "Y Sitges, aunque tal y como se está poniendo la cosa a nosotros nos da miedo ir por allí porque siendo españoles y sin saber catalán ..."¡Vete tú a saber lo que nos harán !. Como casi siempre, nadie hacer el menor caso de sus comentarios.
- La confidente recuerda su paso por el Vaticano: "Nos encantó la monumentalidad y la grandiosidad de los edificios. Todo estaba limpísimo. En ese entorno tan maravilloso, pegaba más el anterior Papa que éste, que parece un pueblerino, y encima argentino. Allí lo que suena bien es el latín y el italiano".
- La hija le contesta que a ella este Papa le cae fenomenal y pensaba que el cambio en el mundo iba a venir de quien menos lo esperábamos: de la iglesia. La madre salta como un resorte mal ajustado "Hija, tú siempre con tus tonterías. Qué cambio ni que niño muerto. El Papa hará lo que le manden, como tú y como yo, y las cosas seguirán como deben seguir, como Dios manda".
- "A ver si esta noche duermo bien porque ayer me pasé con la tarta", remolonea el hermano.
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- En la soledad del váter, se puede constatar que los últimas ediciones tienen demasiadas motos.
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