viernes, 25 de julio de 2014

Son exactamente iguales


Un pueblo que considera enemigos a todos los de su alrededor y que entiende que su expansión territorial ocupando los territorios vecinos es una forma de legítima defensa.

Un país que expulsa de sus fronteras a todos los que no son de la raza oficial porque los considera terroristas.

Un país que practica como armas de exterminio los guetos y campos de concentración.

Un pueblo que justifica cualquier atrocidad por la garantía de su propia existencia.

Una raza que no distingue entre hombres, mujeres y niños de la otra raza; son la otra raza, sin más.

Un país que considera que el exterminio de la otra raza es la única posibilidad para vivir en paz.

Un Estado que considera la venganza como legítima defensa.

Un Estado que se venga de sus vecinos con programada desproporción.

Un país que considera que la buena vecindad con los países fronterizos son fantasías del derecho internacional.

Un Estado que encumbra al Ejército y hace de la casta militar una élite de referencia.

Un país que desobedece sistemáticamente y sin ambages las resoluciones internacionales; que considera que las normas de los organismos internacionales son papel mojado porque defienden los intereses del enemigo.

Un pueblo que utiliza la propaganda y el control de los medios de comunicación como mecanismo para justificar sus actuaciones y conseguir la adhesión incondicional de sus patriotas.

Un pueblo, un país, un Estado que nos lleva a un conflicto internacional.


Todos y cada uno de estos puntos se puede aplicar a la Alemania nazi o a la Israel judía. Son exactamente iguales.  

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