Un pueblo que considera enemigos
a todos los de su alrededor y que entiende que su expansión territorial
ocupando los territorios vecinos es una forma de legítima defensa.
Un país que expulsa de sus
fronteras a todos los que no son de la raza oficial porque los considera terroristas.
Un país que practica como armas
de exterminio los guetos y campos de concentración.
Un pueblo que justifica cualquier
atrocidad por la garantía de su propia existencia.
Una raza que no distingue entre
hombres, mujeres y niños de la otra raza; son la otra raza, sin más.
Un país que considera que el
exterminio de la otra raza es la única posibilidad para vivir en paz.
Un Estado que considera la venganza
como legítima defensa.
Un Estado que se venga de sus
vecinos con programada desproporción.
Un país que considera que la
buena vecindad con los países fronterizos son fantasías del derecho
internacional.
Un Estado que encumbra al
Ejército y hace de la casta militar una élite de referencia.
Un país que desobedece sistemáticamente
y sin ambages las resoluciones internacionales; que considera que las normas de
los organismos internacionales son papel mojado porque defienden los intereses
del enemigo.
Un pueblo que utiliza la propaganda
y el control de los medios de comunicación como mecanismo para justificar sus
actuaciones y conseguir la adhesión incondicional de sus patriotas.
Un pueblo, un país, un Estado que
nos lleva a un conflicto internacional.
Todos y cada uno de estos puntos se puede aplicar a la
Alemania nazi o a la Israel judía. Son exactamente iguales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario