martes, 22 de octubre de 2013

¿Para qué va a la tele?

Eso me preguntaba tras escuchar la entrevista a Zapatero en la Sexta. Para no decir nada y hablar de lugares comunes mejor se hubiese estado en casa y así ni habría perdido el tiempo ni nos lo habría hecho perder. Navegando entre que él no critica ni a anteriores presidentes (por Aznar) ni a los actuales (por Mariano), y que tampoco quiere manifestar su opinión sobre las primarias y los candidatos del PSOE, toda su entrevista fue un lamentable ejercicio de buenismo aderezado de palabrería hueca para rodear una y otra vez las mismas ideas. Ni siquiera tuvo la rasmia de defender su actuación política, entregando toda la suerte al análisis de  futuro.
Bien podría achacársele algo de responsabilidad a Ana pastor por ser incapaz de sacar de su enroque al expresidente. Algunas entrevistas son recordadas exclusivamente por el papel del entrevistador que fue capaz de sonsacar de donde no pretendía salir nada. Mucho me temo que Pastor no pertenece a este privilegiado club.
En este caso, por los dos a la vez, se ha producido un nuevo fracaso en las expectativas de los televidentes a los que se había anunciado repetidamente la pretendidamente histórica entrevista. Nada de nada, ni los medios de comunicación se han hecho eco de la entrevista.
No me extraña que estemos en esta situación ante el carisma y liderazgo de los dos responsables de la gestión de la crisis. El primero desde unas buenas formas un tanto ñoñas y el segundo a través de la falta de movimiento infantil, hemos llegado a la situación en la que estamos, siendo el referente mundial en los malos datos de empleo y demás. Quizá aquí haya sobrado tono institucional y haya faltado alguna incorrección política; desde luego sobra inmadurez hereditaria y falta mucha responsabilidad gubernamental; sin duda ha sobrado mediocridad y añoramos liderazgos valientes.
Flaco favor le ha hecho a su partido la entrevista de Zapatero. Al igual que el televisado juicio de Cospedal contra Bárcenas ha sido un boomerang para el PP porque ha puesto en evidencia nuevamente y de forma más cruda – menos cocinada - las miserias de sus líderes, la entrevista de la Sexta ha supuesto una palanca para la estrategia de aquellos que piensan que lo mismo son unos y otros, PPSOE. Zapatero ha perdido una oportunidad de oro para manifestar sus diferencias con la gestión de la crisis por el PP, presentándose como un líder anodino, superado por la realidad, con cara de buen chico que sólo tuvo la culpa de estar en el peor sitio en el momento más difícil. Exactamente lo mismo que nuestro Mariano.

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