miércoles, 13 de octubre de 2010

Fachas




Una de las noticias destacadas de estos días en clave interna, frente al impacto mundial de los mineros chilenos. Éste no ha tenido la repercusión mediática que se esperaba porque, tras los primeros rescates, la monotonía de ver salir en una jaula por un agujero un minero tras otro ha hecho caer mucho el interés, y porque frente al morbo que prometía el asunto (personas rescatadas in extremis, medio muertas y descompuestas física y mentalmente) han aparecido mineros bien nutridos, en perfecto estado, sin aparentes problemas y, en algunos casos, hasta alegres y cachondos. Una pena para la gran masa que pide sangre, dolor y muerte.

La noticia interna ha sido el abucheo a Zapatero en el desfile de las Fuerzas Armadas. La mayoría lo achaca a reventadores y agitadores de extrema derecha, que no respetan ni al Gobierno legítimo, ni a la bandera ni a los muertos. Patriotas de boquilla que si tuvieran la devoción que dicen profesar por esos símbolos, deberían mantener el mínimo decoro ante su presencia. Yo, cada vez que veo esta gentuza, ahondo más en mi desapego personal y comprendo mejor a nacionalistas que no se sienten españoles. Ese es el problema de los patriotas, que se preocupan hipócritamente de unos símbolos, fundamentalmente la Patria y todo lo para ellos representa, olvidando a las personas de carne y hueso que viven ese territorio. Mucha España, mucha Patria, mucha Grande y Libre pero sin reparos para masacrar a la mitad de sus pobladores.

El debate sobre su ideología extrema me parece banal y carente de interés. Serán de extrema derecha, como podrán ser de Albacete, de padres morenos o de estatura mediana. Como que les guste la verdura, el fútbol, los dados y la cerveza fría. El problema, a mi juicio, no es lo que son sino lo que votan y a los que apoyan. Y por sus ademanes, sus gritos y por el lugar en que se produjeron los insultos –una conmemoración militar - con toda seguridad la inmensa mayoría votarán al Sr. Rajoy. Ese es el verdadero problema, que un partido que se presenta como demócrata y constitucional, acoja en su seno tanto facha. Por eso, el PP y, por extensión, este país tiene un grave problema; porque sus valores y sus mensajes no casan con sus hechos.

¿Porqué no han condenado claramente y sin ambages esos gritos? Porque no quieren perder ese yacimiento de votos. Votos fachas, votos franquistas, votos nazis y votos patrioteros. Sigo con mi matraca: ojalá los resultados de las próximas lecciones nos depare la creación de un partido facha donde se coloquen cómodamente toda esta cuadrilla y sus voceros, y los demócratas de derechas quieran y sepan distinguirse claramente. De una vez por todas, para poner las cartas encima de la mesa y decir a qué vamos a jugar.

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