miércoles, 8 de octubre de 2014

Cuando la mediocridad llega al poder



 Foto: una amanita muscaria que fotografié en el valle de Lierp este fin de semana. Una preciosidad cuyo consumo produce efectos alucinógenos. Ideal para comprender nuestra realidad, aunque sea de forma pasajera.  


No me sorprende la actitud de la ministra Mato en el caso de la enfermera contagiada por ébola, como tampoco sorprenderá al Presidente al tener claros los objetivos que pretendía con su nombramiento. Este Gobierno tiene la originalidad de formar un equipo en el que muchos no pintan nada y todas las decisiones vienen impuestas desde el área económica. Es evidente y notorio que Mato en Sanidad, como Báñez en Empleo o Pastor en Fomento, no tienen ninguna influencia en el Consejo de Ministros y se limitan a justificar las decisiones que en materias de su competencia les vienen dictadas por los ministros económicos. No he visto a ninguna de ellas ir más allá de la herencia recibida y que recibieron un país en ruinas para justificar los recortes en Sanidad, la ausencia de obra pública o las reformas laborales que limitan derechos laborales. Tampoco esperemos mucho más en esta crisis sanitaria por parte de la ministra Mato porque es también evidente su limitación intelectual para planificar y justificar una acción de gobierno.


Hoy ya empiezan a hablar de la inmisericorde oposición que ha sacado sus escopetas para cazar a la pobre ministra. También se charla sobre el comportamiento negligente de la enfermera contagiada. Asistiremos a una batería de tonterías y barbaridades para justificar lo injustificable hasta que encuentren el mensaje corto y plano que salve al gobierno de esta catástrofe. Personalmente, ya voy echando de menos a los Pons o los Hernandos bramando que el deseo de la oposición es que haya más contagios para hacer campaña política con esta desgracia. Todo menos asumir responsabilidades.


Este Gobierno mediocre y populista creyó encontrar una mina de oro en la repatriación del misionero contagiado en África por ébola. Un hombre bueno, un santo varón entregado a la causa de los pobres, que es capaz de arriesgar su vida por salvar a los negritos de sus calamidades. Esperaban fotos y ruedas de prensa con  el misionero ya curado por la Sanidad española, posando alegres y ufanos delante de las cámaras y haciendo declaraciones glosando las maravillas de nuestro sistema sanitario y tirando por la borda todas las acusaciones de recortes. No ahorraron en gastos para escenificar el éxito. La puesta en escena precisaba de la rehabilitación de un hospital semiabandonado, de avión privado para repatriar al misionero, de compra de equipos para prevenir contagios,…). Incluso una alto cargo del Gobierno fue desautorizada públicamente por el propio Presidente al plantear que la congregación a la que pertenecía el misionero debía sufragar los gastos del traslado. El problema es que el cura se les murió y las soñadas fotos y comparecencias con el hospital de fondo se fueron por la borda.


Pero todo hubiera quedado en una ocasión perdida sino hubiera acontecido la desgracia de estos días; salta la noticia del contagio en España de una enfermera del equipo que atendió al misionero y empiezan a aflorar las chapuzas que se hicieron en aras del objetivo final: personal poco preparado, improvisación, charlas informativas banales, escasez y mala calidad del material sanitario,… y los cacareados protocolos de seguridad puestos en evidencia. Más marca España.
 
Abandonen toda esperanza. Ni Mato dimitirá ni Mariano la cesará. Es imposible encontrar una tonta más útil en todo el espacio Schengen. Esta señora está diseñada para hablar mal de los socialistas, para no encontrar ni argumentos que escondan su ineptitud y – eso sí – para irse de rositas con todo lo que tenga que ver con la Gürtel. De momento ya han conseguido que todos los informativos mundiales abran con la noticia del ébola en Madrid, con la posibilidad de que haya muchos más contagios dada la libertad con esta pobre mujer se ha movido los últimos días y con la imagen de nuestro país, que nuevamente parece que su situación en Europa se deba a un error geográfico. Por si no teníamos nuestra dosis de fama mundial encabezando todas las estadísticas de paro y corrupción, nos colocamos por exclusiva ineptitud del Gobierno una nueva medalla: la posibilidad de una crisis mundial por la extensión del ébola en Madrid. Espero que el siguiente paso no sea cerrar nuestras fronteras. En la medida de lo posible le pediría a la Virgen del Rocío o a cualquier otra de confianza de este Gobierno que nos quite de en medio a esta panda de inútiles porque me temo que a los españoles no nos van a dejar salir de nuestro país y tengo ya el billete pagado para ir a Nueva York. Allí, en la Gran Manzana, entre tanto latino uno incluso puede esconder su condición de español, que me temo como sigan estos señores gobernando el país va a ser sinónimo de peligro público.    


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