viernes, 13 de septiembre de 2013

Ocurrencias del pasado, presente y futuro

Mal endémico de nuestra clase política es el cortoplacismo con el que ejecutan sus políticas. Dejada de lado la validez de los programas electorales que sólo sirven, en el mejor de los casos, como una perfecta declaración de buenas intenciones, cuando no una burda manipulación para confundir a la gente con promesas a sabiendas irrealizables, los partidos corrigen los efectos no deseados de la realidad con ocurrencias caracterizadas por la rápida obtención de resultados, sin plantearse a medio-largo las consecuencias de estas ideas. La capacidad crítica del electorado de cada partido marca el uso o abuso de este cortoplacismo y, dado que algunos votantes tienden a tragar con todo lo que les propone su partido de turno, nos encontramos con estrategias políticas que únicamente se basan en la ocurrencia diaria para esconder la cruda realidad que, en muchos casos, es consecuencia de la ocurrencia de hace unos días.
El PP, sabedor de la escasa capacidad de su electorado para poner peros a su actuación, abusa de este cortoplacismo hasta cuotas vergonzosas, consiguiendo que las cortinas de humo que se inventa para tapar sus miserias – asunto Mariano – le exploten en los mismos morros a los pocos días, viéndose en la necesidad de poner la maquinaria de ocurrencias a todo tren entrando en el círculo vicioso de ocurrencia con ocurrencia se esconde.
Sirvan como ejemplo algunos casos:
1.- Los desmanes de Bárcenas y su compadreo con las distintas cúpulas del PP para aprovechar la financiación ilícita del partido se pretende esconder con una llamada general al españolismo en defensa de la integridad de nuestro patrio territorio. Algunos ya han puesto de manifiesto que este enfrentamiento con los anglosajones a cuenta de Gibraltar nos ha supuesto en la carrera hacia las Olimpiadas una pérdida importante de votos de comisarios afines con la pérfida Albión.
2.- La misma carrera hacia la designación de Madrid como sede olímpica fue una ocurrencia. Algunos altos cargos del Gobierno empiezan a reconocer que las expectativas de votos a recibir por la candidatura madrileña se infló desmesuradamente y que un poco más de prudencia en las declaraciones hubiera sido deseable para no generar luego el profundo malestar social que ha supuesto la eliminación. Pero era necesario tapar el olor de las miserias de la corrupción gubernamental con un entusiasmo popular hacia las Olimpiadas. Ahora la peste sigue ahí y además de paso hemos hecho el ridículo ante el mundo. ¿Alguien ha visto en Buenos Aires al príncipe de Japón o al presidente de Turquía?. Pues desde aquí hemos mandado una delegación capitaneada por el Príncipe y Mariano para que en sus morros nos den un soberano tortazo. ¿ No resulta impresentable el gasto que ha generado dada nuestra situación economía enviar una delegación tan gruesa en cantidad y calidad a Argentina, al otro lado del océano?. Habrá que recordar a Mariano y Cía que estamos así por vivir por encima de nuestras posibilidades.
3.- Otro tema que parece ha influido negativamente en la candidatura española es la cuestión del dopaje. Habrá también que recordar la elección por dedazo de nuestra castellana Marta Domínguez, implicada en un supuesto de dopaje todavía en investigación, como senadora nacional con el único mérito de ser una patriota atleta perseguida con saña por la Administración de Zapatero. Con la pretensión de erosionar la imagen del Gobierno y de conseguir un puñado de votos elevan hasta el Senado a esta investigada atleta para luego decir ante el mundo que nuestra implicación contra el dopaje es ejemplar y sincera. En su lógica de que todo el mundo es tonto tiene cabida pero algunos casos las historietas no cuelan.
4.- Y Cataluña… Para ganar votos en otras partes del territorio nacional emprenden una campaña contra Cataluña, campaña que continúan en el Gobierno pensando que la bipolarización separatistas frente a españolazos les hará ganar votos en Cataluña y en el resto de España, a la vez que consiguen desviar la atención del pestilente olor que sale de la calle Génova. Me temo que ahora, tras el éxito de la Diada, Mariano no va tener más remedio que negociar con Mas poniendo encima de la mesa más privilegios hacia Cataluña a cambio de la suavización en sus pretensiones soberanistas. Y supongo que no será ocasión perdida para algún presidente autonómico, incluso del PP, que utilizará el agravio comparativo para conseguir votos en unas elecciones que serán previsiblemente antes que las generales. Tendrán que diseñar alguna ocurrencia para tapar esta debilidad mariana frente a los pérfidos catalanes.
Y así vamos, ocurrencia tras ocurrencia. La estrategia del PP se desmorona día tras día. Ganaron las elecciones engañando a un pueblo desesperado por la crisis, achacaron a la herencia recibida los males que generaron sus mentiras y ahora quieren motivarnos con otras mentiras sobre la ansiada recuperación económica, a la vez que van teniendo ocurrencias desgraciadas para esconder todo el hedor que están generando. Más les valdría - y de paso nos beneficiaría a todos -  que se dejaran de bobadas y se comportaran como si fueran personas capaces y responsables. Que dejaran de engañarnos y que, si saben y pueden, se pusieran a solucionar los problemas reales de este país. Porque si siguen en esta dinámica pensaremos con Flaubert que mientras el pasado les encadena y el futuro les tortura dejan escapar el presente. Para desgracia de todos.

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